“El mundo de la experiencia se manifiesta en dos realidades complementarias. Una era el mundo en que ellos vivían y otro la morada de los dioses, los antepasados y demás seres sobrenaturales.” p.72
“A los mayas les preocupa mostrar la acción histórica como resultado inevitable de acciones cósmicas y atávicas.” p. 72
“Los reyes eran chamanes divinos que operaban en ambas dimensiones, a las que mantenían en equilibrio mediante el poder de sus actos rituales.” p. 72
“Al cielo, al cual representaban como un gran monstruo con forma de cocodrilo. Aquel Monstruo Cósmico creaba la lluvia cuando derramaba su sangre.” p. 73
“El mundo de los mayas estaba formado por reinos sobrepuestos: la bóveda celeste cuajada de estrellas, el pedregoso ‘mundo intermedio’ de la Tierra, al que la sangre de los reyes hacía florecer y dar sus frutos, y las negras aguas del inframundo subterráneo.” p. 73
“El inframundo a veces se llama Xibalbá, pero tal vez esté más cerca del pensamiento maya concebir al Xibalbá como un invisible otro mundo paralelo, al que los reyes mayas y demás chamanes podían pasar en el trance extático. Como el mundo de los seres humanos, Xibalbá tenía animales, plantas y habitantes de varias clases.” p. 73
“El mundo de los seres humanos es comunicado con el otro mundo a lo largo del eje del Wacah Chan que corría por el centro de la existencia. Éste no se localizaba en ningún lugar específico de la Tierra, sino que podía materializarse por mediod e los ritos en cualquier punto del paisaje natural o de manufactura humana. Sobre todo se materializaba en la persona del rey, quien lo traía a la existencia al ser presa de visiones extáticas en lo altod e su pirámide montaña.” p. 74
El árbol del mundo surge de la cabeza del dios Chac-Xib-Chac (La estrella vespertina) cuando este sale de de las oscuras aguas del portal. El tronco del mundos e parte para formar la serpiente visión, cuyas fauces son el trayecto recorrido por los muertos atávicos y los dioses del otro mundo, cuando comulgan con el rey como fuerzas de la naturaleza y del destino.” p. 77
“Una vez traídos al mundo humano, aquellos seres del otro mundo podían materializarse como objetos rituales, como características del paisaje o como el cuerpo real de un objeto humano. El sagrado era un instrumento de aquella materialización […] reproducían de forma simbólica el paisaje sagrado generado por los dioses de la creación.” p. 77
Schele, Linda y David Freidel. Una selva de reyes. La asombrosa historia de los antiguos mayas. Trad. Jorge Fereiros, FCE, México D.F., 1999, 560 pp.
domingo, 2 de agosto de 2009
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