Existen 4 árboles en las esquinas que marcan las cuatro orillas del mundo, además de un quinto árbol en el centro del universo; sin embargo, el último árbol es casi metafísico, se trata de la entrada al Xibalbá, pues cuando los dioses crearon el universo dejaron ciertos espacios, caminos de unión con un universo alterno, esos puntos pueden despertar al árbol que conduce al Xibalbá; en él habitan los dioses y los ancestros, pero sólo algunos seres, como los reyes o los sacerdotes son capaces de abrir el camino que conduce a aquel reino, y cuando el árbol surge de las oscuras aguas del portal el tronco del mundo se parte para formar una serpiente visión.
Esa serpiente conduce al Xibalbá. A través del sacrificio de sus sangres o de estados de éxtasis reyes y sacerdotes son capaces de penetrar en ese mundo, de materializarse en el Xibalbá, porque ambos mundos se afectan mutuamente, los hombres no pueden pervivir sin conocer los designios de aquel reino externo.
Así mismo los objetos extraídos del Xibalbá pueden usarse en nuestro universo, al extraerlos de entre las aguas se materializan como objetos rituales, características del paisaje o el cuerpo de un hombre, es decir son capaces de fundirse con entidades ya existentes en nuestro universo, de forma que somos incapaces de verlos.
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1 comentario:
Maldita comunión de esos antiguos. Tengo que leer Relación de las cosas de Yucatán; pero está agotado, carajo.
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